Entre los grandes escritores de ciencia ficcion de todos los tiempos se encuentra el norteamericano Ray Bradbury quien, a poco de cumplir los treinta años, ya habia publicado tres de sus libros fundamentales, esenciales, de hecho, para cualquier biblioteca que se precie de tal.
Esos libros eran: "El hombre ilustrado", "Farenheit 451" y las famosisimas "Cronicas marcianas" que, en Argentina, prolongaria Jorge Luis Borges. Sin embargo, contra lo que suele pensarse, Bradbury no es un escritor de ciencia ficcion sino un escritor que escribe ciencia ficcion para hablar del pasado, de su pasado, y ese pasado incluye una Illinois rural donde corria de niño, antes de que sus padres, en el año 1927, decidieran mudarse a la bulliciosa Los Angeles (Bradbury, vale aclararlo, nacio como su amigo Isaac Asimov en 1920).
En especial "Vino de diente de Leon" esta centrado en las experiencias de niños, niños que viven la vida en contacto con una naturaleza que, nos advierte Bradbury, puede ser destruida sino se la trata con el cuidado adecuado, sino se la cuida, sino se le aplica criterios humanisticos.
Hoy, por supuesto, los niños no pueden leer a Bradbury porque sienten que estan equivocados -¡no exista epoca como el presente- porque, ademas, estos niños no han probado una verdadera naranja en toda su vida. ¡En toda su vida! ¿Es esto posible? Si, es posible, y el buen Ray seguramente se agarraria la cabeza al oirlo, él que escribio un libro llamado, precisamente, "Las doradas naranjas del sol".
Por supuesto, existen mercados, mercados que tienen naranjas, naranjas que parecen brillantes y ricas pero, al probarlas, lo que descubre el consumidor es que saben... a nada. La razon esta en la gran cantidad de productos quimicos que le ponen las empresas para hacerlas mas vistosas pero no mejores.
Por esa razon, los jovenes agricultores de naranjas de Valencia decidieron comercializar sus propios productos naranjas tan grandes y dulces que son el sueño prohibido de todo niño; naranjas de Valencia similares a las narradas por Bradbury solo que aquellas existian en el papel y estas en la realidad, permitiendo comprar naranjas valencianas a un precio justo y unico.
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